1 de septiembre de 2009

Un mundo de sensaciones

Escrito por mi amiga y compañera de facultad Macarena Alonso y por mí.


“No lo salvó ni el santo. El dueño de una casa de regalos y santería del barrio porteño de Once apareció asesinado a puñaladas dentro de su mismo local comercial”, se puede leer en la edición digital del diario Crónica.
¿Es necesario, realmente? No sabemos qué habrá querido hacer el redactor al abrir con un chiste una noticia de esa índole, y tampoco por qué se han vuelto tan comunes este tipo de despliegues, no sólo en diarios sumamente sensacionalistas como Crónica, sino en casi todos los medios.
Los recursos que exaltan las emociones se han diversificado en las últimas dos décadas, tanto en gráfica como en la bendita TV. Fotos de cadáveres, y entrevistas en donde el notero le da letra al damnificado de siempre. “¿Y usted cómo se siente, se siente indignado?”, y el entrevistado, sin darse cuenta de la manipulación, contesta: “Sí, estoy indignado”.
Pero el problema no es la manipulación que haga un solo notero con el entrevistado, no son casos aislados; ya es todo un movimiento que trata de llegar al punto máximo de morbosidad. En un círculo de retroalimentación con el público, el espectador prefiere una noticia impactante antes que el discurso de la Presidenta o el fallo de una causa. Todos consumimos la misma información y no nos damos cuenta de que estamos alimentando este periodismo cinematográfico que incluye efectos especiales y música de fondo, y mantiene el suspenso para llevar al espectador a un climax sensacionalista que se vuelve adictivo.
¿Por qué será que los medios en lugar de informar, hacen una super producción digna de presentar en el Festival de Cannes? Tal vez porque responden a estrategias de marketing y publicidad, vendiendo el producto noticioso adaptado a lo que el espectador quiere. Como si fuera un canal de telecompras, donde la inmediatez hace que uno caiga en la tentación de llamar y adquiera ese producto mágico que solucionará todos sus problemas. Los noticieros, de la misma manera, a veces venden cosas que no son. Por eso, nosotros los de los ojos abiertos, proponemos una estrategia diferente: cambiar de canal.

2 comentarios:

diego dijo...

los medios son lo peor del mundo... son la escoria de la maldita sociedad...

M? dijo...

esas cosas que uno se fija, mientras lo estan pasando por arriba... todo el tiempo pasa.

me hiciste... sonreir.

gracias.

M?